Parroquia del Santísimo Redentor

Oración

En nuestra parroquia

Existe una tradición de oración comunitaria (la oración personal se da por supuesta): una oración sencilla a modo de oasis en medio del ajetreo de la semana, un parón para presentar al Señor todo lo vivido y pedirle fuerza para afrontar lo que se presente. Nos reunimos los miércoles a las 20:30 h. en la capilla parroquial. Aproximadamente una vez al mes, la oración tiene modalidad de adoración al Santísimo. Orar juntos es un valor esencial y de testimonio mutuo.

6 febrero: oración comunitaria de los miércoles

30 enero: oración comunitaria de los miércoles

23 enero: oración comunitaria de los miércoles

La oración cristiana

La oración es importante, esencial; para los cristianos, es un componente del seguimiento de Jesús.

La verdadera oración no solo confirma que somos “hijos” de Dios (Rm 8,15-17) y que en él “vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17,28), sino que introduce en las personas una fuerte disciplina, provocando compromisos serios. Para los cristianos es una experiencia clave, pues brota del encuentro con el Dios vivo, revelado y encamado en Jesucristo.

Orar es, ante todo, “dejarse hablar por Dios”. Dios nos ora. La lengua de Dios, de una u otra manera, es el Espíritu, que nos transmite su aliento. Orar es vivir enraizados en Dios, en su amor primero. Cuando Dios penetra en una persona, la conduce más allá de sí misma, haciéndola entrar en su esfera divina.

Orar es un asunto vital. Confluyen la gracia y la libertad. Es vital, porque está en juego la auténtica dignidad humana y la comunicación con Dios que genera conversión. Por eso es difícil:

• pone en juego toda la identidad personal, íntima y relacional;
• moviliza la sinceridad profunda;
• nos planta con descaro ante el misterio;
• nos adentra cada vez más por el sendero del despojo, aunque guiados por la confianza;
• provoca unas opciones radicales sobre la propia vida.

Orar es fundamental para desarrollar una conciencia lúcida, para vivir la apertura al Espíritu, para vigorizar la fidelidad, la inspiración, el compromiso…, en definitiva, para ser persona como Dios quiere. La oración es vital para personas y comunidades.

Jesús de Nazaret es oración humanizada de Dios, Palabra encarnada, Hijo por quien Dios se comunica. Él mismo constituye un modo apasionante de relación con Dios.

Al evocar la oración cristiana es necesario referirse de lleno al orante Jesús. Él hizo de la oración uno de los pilares centrales de su identidad:

• La oración es constante en su vida. Lleva una existencia oracional. Su misma acción va acompañada de la oración (cf. Mt 11,25-27; 26,40). Comunica, enseña, recomienda y hasta inculca: “Es necesario orar siempre sin desfallecer” (Lc 18,1;cf. 21,36)

• Una oración intensa acompaña sus grandes decisiones: bautismo (cf. Lc 3,21-22); preparación a la misión en el desierto (cf. Mt 4,1-11; Lc 4,1-13); elección de sus .colaboradores-comunidad (cf. Lc 6,12-13); cuando interroga acerca de su identidad (cf. Lc 9,18); Getsemaní como pórtico de la trágica pasión (cf. Lc 22,39-46; Mt 26,36-46; Mc 14,32-42).

• Cultiva la oración personal. Lo hace a menudo en un ambiente de soledad y de silencio. De esta manera rompe con el estilo de los fariseos (cf. Le 5,16; 6,12; 9,18; Mt 6,5-6; 14,23; 26,36; Me 1,35).​

• También ora en público y en comunidad. Saca la oración de los contextos rituales y la sitúa en los ambientes cotidianos (cf. Jn 12,27-30; 17,1-26; Lc 9,16; 10,21-22; Mc 7,34).

• La oración alimenta su militancia y su fidelidad. No se dejó vencer por el activismo, la prisa o la dispersión (cf. Mc 1,35-37; Lc 22,39-46).

• Ora su propia misión (cf. Mt 26,39; Jn 4,34; Lc 2,49).

• Su oración siempre es escuchada (cf. Jn 11,41-42).

• Es reconocido como maestro de oración (cf. Lc 11,1-13; 18,1-14; 21,36; Mt6,5-15; 7,21).