Ha llegado desde Mozambique esta comunicación de nuestro amigo Eduardo. Y es VIERNES SANTO: “Estamos viviendo un caos desde el miércoles, desde el ataque a la villa de Palma, aunque no estamos autorizados a celebrar públicamente. Estamos viviendo estos dias sin pueblo, y es un dolor enorme porque aqui muy especialmente la Pascua es una fuente de esperanza para todo el año. Como el año pasado, este silencio debe gritar estrepitosamente a Dios… Estamos en una nueva ola de refugiados, ahora desde Palma, que ya era una ciudad sitiada, por eso el impacto es menor. El gobierno ha guardado un silencio asustador hasta ayer, y encima siguen quitándole importancia… Es terrible. No nos faltan referencias de pasión para acompañar a Cristo en esta subida.
Hay dias muy difíciles, de mucha tensión y entre la gente se siente el miedo… Es como si poco a poco se fuese elevando la tensión… Vamos a la hora santa. Aqui en casa estamos celebrando confinados, pero cada dia estamos esperando alguna noticia… En medio de esto, mucho, mucho sufrimiento, de las mujeres, los niños, y cada vez más indiferencia de los poderosos… Es el cuadro de aquel entonces, otra vez, tantas veces… En la oración solo me sale dolor y tengo miedo de pensar en él… Quizás esta pascua me haga sentir algo más el dolor de Dios, si no me resisto a él.
Cuánto vale una vida? Cuántas monedas se habrán pagado para entregar a este pueblo a la muerte…? Aunque a algunos, los menos, se les concede la suerte de una salida a sus vidas, sólo a quienes los poderosos han escogido, los demás, los muchos, se hunden en una pobreza y una miseria escandalosa… Pero ni ellos dan valor a sus vidas ni los poderosos se plantean que la tengan.
Es como murió Jesús, pero sin ruido, sin altavoces, fuera del que los terroristas han conseguido hacer…
Esta pascua es para mi la meditación de esta víctima que es África, y que sigue perpetuando el viernes santo…
Quizás el triunfo de pascua es abrir los ojos al mundo verdadero, a ese que Jesús dice que no es de aqui… Mi reino no es de este mundo…
Me gustaría poder decir otra cosa, pero la pequeña experiencia del Reino que conservo proviene del amor que he y hemos compartido, no está aquí, en ninguna otra parte… Todo lo demás sigue siendo sed y hambre, dolorosa tensión, mientras el amor no lo cubra todo.
Voy a dar gracias esta noche por teneros, en mi pequeño Reino.
os dejo el silencio que grita en Pemba, de todos estos que también están en mi Reino…
Os quiere
Eduardo